miércoles, 14 de abril de 2010

Real



Nada era real. Esa felicidad no existía, porque todos no eran realmente felices, ya que no había nada que les hiciera sentir esa felicidad. Todos se decían te quiero sin sentir que querían, porque no conocían un sentimiento diferente. Nadie jamás se equivocaba, porque en realidad no sabían qué era lo correcto, así que todo lo era. Por mucho que digan que quieren un mundo sin guerra, sin robos y sin todas las cosas malas, ¿cómo sabrían cuáles son las buenas? Nadie quiere un mundo perfecto como aquel sueño y el que sí lo desea, sólo se engaña. Hay que saber hallar la perfección en la imperfección del mundo y así, serás realmente feliz.

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