martes, 7 de mayo de 2013

¡A decorar!

Habíamos hecho nuestras máscaras, pero faltaba algo muy importante...el decorarla y darle autenticidad.  Nos juntamos todos en la sala, para dedicar la clase a decorar como más quisiéramos nuestras máscaras  con muchos elementos: lana, mostacillas, lentejuelas, témpera  diferentes tipos de papel, cola-fría  silicona, plumas, etc. Había muchos elementos para personalizarla lo más posible y que lo que resultara, fuese creado totalmente por nosotros y que nos representara, para que mostrara nuestro interior, que la creatividad dentro de nosotros simplemente fluyera. En el mesón en el que yo estaba habían muchos elementos, sobretodo lentejuelas. 
Antes de empezar a decorar, Erna nos pasó lijas y pasta muro para arreglarlas, varios le pusieron pasta muro a sus máscaras para que quedaran lisas y hermosas, yo simplemente la lijé lo mejor que pude, fui a buscar témpera, tomé el color blanco y la pinté, mientras otros esperaban a que se secara la pasta muro, lo cual dio mucha firmeza a aquellas máscaras.


Tomé una pluma calipso y la pegué en un costado, luego cubrí todo el contorno de la pluma, formando una hilera de lentejuelas negras, calipso y plateado. Al otro costado le pegué una pluma naranja y la contorneé con más lentejuelas. Simplemente, luego de éso, me dejé llevar y comencé a pegar lentejuelas de diferente forma, en diferente orden, me encantaba como estaba quedando, sentía que era como yo soy y que reflejaba todo lo que a mí me gustaba. Le coloqué unas lentejuelas de notas musicales, una flor seca, unas mostacillas naranjas y "¡voilà!", mi máscara, a mí parecer, estaba terminada.

Mientras la hacía, el mundo desaparecía alrededor mío. Estaba tan concentrada y ensimismada en ella que lo que pasaba a mi alrededor se esfumaba. Solo estaban mis pensamientos y yo, creando y desarrollándose sin planearlos. No fue necesaria música, ni conversar, nada. Bastaba con echar a volar mi creatividad y formar esa máscara que tanto me representaba. No importaba si el resto la encontrara linda o fea, era lo que soy y así era perfecta.

Muchas máscaras tomaban forma en esa sala: árboles, colores, plantas, flores, diseños, antifaces, líneas, collages. Diferentes diseños aparecían en las máscaras de los demás, y varias de las que vi me hicieron mucho sentido con la persona que era dueña de aquella máscara, definitivamente se habían dejado llevar y no la habían planeado, porque demostraba su ser, sus sentimientos. Otras por el contrario, planteaban un escudo de protección frente al mundo, el evitar que el resto vea mi verdadero ser y más bien formar un escondite.

De todas formas, todos se divirtieron, fue una actividad muy bonita que aún no termina, ya que esas máscaras recibirán otros usos, más adelante. Aunque ya había hecho máscara de yeso una vez, nunca tuvo el significado que tiene ésta, jamás le vi el sentido real que tiene y lo que se puede hacer con ella.


"La máscara que usan determinados hombres puede ser más cerca de la esencia, 
más adecuada para su ser que la cara que tienen."