martes, 4 de junio de 2013

¡Muévete al ritmo del silencio!

Cómo te sentirías luego de estar dos horas moviéndote de forma alocada, saludando a todo el mundo, haciendo caras, expresiones con los ojos, expresando sentimientos con el cuerpo? Al menos a mí, me causó un relajo impresionante, déjenme contarles cómo fue la clase de ese jueves.
En esta clase, realizaríamos "Movimiento Creativo I", el nombre no decía nada y decía mucho a la vez, dejaba un amplio espacio para la imaginación y sólo lo que sabíamos era que debíamos asistir con ropa cómoda "como para tirarnos al suelo". Llegamos y lo primero que nos dice Erna es que la clase debía ser en silencio, en el sentido de que no podíamos conversar, pero sí reír todo lo que quisiéramos porque nos íbamos a reír mucho con lo que íbamos a hacer. La siguiente instrucción fue que nos pusiéramos en pareja. De repente la miramos y tenía dos zapatos en la mano, comenzó a moverlos de cierta forma preguntando si se entendía lo que debíamos hacer, ahí comprendimos que nuestros movimientos debían ser imitaciones de los del zapato. La velocidad de los movimientos impedía que los imitáramos todos al ritmo que lo hacía Erna, lo cual lo hacía muy gracioso.



Luego del juego con los zapatos, comenzamos a caminar en la dirección que quisiéramos, ocupando el espacio total de la sala, en silencio y con seriedad, tratando de relajar los brazos, de ocupar el momento para dominar el cuerpo. De a poco Erna aumentaba o disminuía el  ritmo del paso al que debíamos ir. Después debíamos, mientras caminábamos, saludarnos con la mirada. Luego de la mirada cambiamos a saludarnos con la mano, darnos palmadas en el brazo, tocar la oreja, agarrar la mejilla, dar ambas manos, agarrarnos por los codos, choque de caderas, etc. Hicimos muchas expresiones tan solo con el cuerpo mientras caminábamos sin detenernos más que a saludar, sin hablar, sin no tomarlo en serio.
La siguiente actividad fue una serie de elongaciones de músculos: los del cuello, los brazos, las piernas, unos saltos y al suelo, ejercicios de ese estilo. Desde la posición en la que quedamos, debíamos caminar hacia atrás y con quien chocáramos formar pareja, lo hice y choqué con la Dani. La actividad consistía en juntar las espaldas y a través de ellas expresar las emociones, situaciones o sensaciones que Erna dijera: "Que rico que estás aquí", enojo, saludo, cariño, despedida, tristeza, agradecimientos, y muchas otras que hicimos. Fue muy interesante y agradable trabajar. Al terminar la actividad nos dimos un cálido abrazo, agradeciendo por esta linda actividad.



La última de todas estas actividades fue formar grupos, sentarnos en el suelo formando un círculo, tomarnos de las manos y cerrar los ojos. Debíamos sentir, traspasar energía, sensaciones, comparar las manos de las dos personas a cada lado y al igual que con la espalda, tratar de transmitir lo que Erna decía. Fue una actividad súper intensa para mí, ya que el traspaso de calor, de emociones y sensaciones fue impactante. Cosas que no se olvidan.

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