Después de unas semanas, un día como cualquier otro cambió todo, nos juntamos una mañana para hacer un trabajo de física…y curiosamente ese día me preocupé más de si llegaba Diego en la mañana o no. Cuando llegó me puse un tanto nerviosa, había tenido las extrañas ganas de verlo. Lo saludé como si nada y procuré conversar con él de nada en especial.
Esos días ya eran extraños, no fui capaz de notar en qué momento el sentimiento que tenía hacia él había crecido tanto. Quizás por las pruebas y trabajos no había notado aquello…o tal vez ya era tan grande que no podía seguir luchando contra lo que sentía.
Decidí acercarme sin más rodeos, aunque la verdad no sabía cómo.
Aprovechaba los momentos en los que estaba con mis amigos, o en clases cuando se formaban grupos, pero no iba a permitir que esta oportunidad pasara. Diego era una persona muy agradable y lo que sentía crecía cada vez más…siempre hacía que me sonrojara, me ponía nerviosa. Estando a su lado olvidaba todo lo malo y me sentía más feliz que nunca...
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