Así llegó fin de año. Cumplí 16 años, los cuales me celebraron mis compañeros en la sala...preferí no celebrarlo, no me gustan tanto esas cosas. Luego salimos de clases, segundo medio ya había quedado atrás. Era el momento de pasar a tercero. Las vacaciones pasaron sin ninguna novedad; Navidad, Año nuevo en familia, enero viaje al sur, febrero trabajar con mi madre, salir con amigos y esas cosas.
Ese verano no supe nada de Diego.
Las vacaciones terminaban, ya era tiempo de ver útiles escolares y esas cosas. Había elegido irme por el lado científico; físico-químico para ser exacta. No tenía idea quiénes serían mis compañeros. El año anterior éramos 3 segundos, y muy pocos se iban al lado físico-químico, así que ni me esforcé por preguntar quiénes podrían ser mis compañeros.
Llegué el primer día de clases, y me topé con una sorpresa muy agradable. Varias de mis amigas estaban conmigo, éramos el III°A, pero la sorpresa más agradable era otra; Diego estaba en el mismo curso. Como lo vi, lo saludé de inmediato, y nos pusimos a conversar después de tanto tiempo sin saber del otro. Fue una conversación corta; el timbre ya nos avisaba que empezaríamos las clases.
Fueron pasando los primeros días, sin mayor novedad. Durante el verano había olvidado lo interesante que me parecía Diego por cómo había actuado conmigo, además que no lo conocía mucho, pero tenerlo de compañero cambiaba las cosas. Iba conociendo más su personalidad al hablar con los demás. De igual modo evitaba el tema, evitaba mirarlo…sentía que eso no era algo que sucedería, que era más bien imposible...
Ese verano no supe nada de Diego.
Las vacaciones terminaban, ya era tiempo de ver útiles escolares y esas cosas. Había elegido irme por el lado científico; físico-químico para ser exacta. No tenía idea quiénes serían mis compañeros. El año anterior éramos 3 segundos, y muy pocos se iban al lado físico-químico, así que ni me esforcé por preguntar quiénes podrían ser mis compañeros.
Llegué el primer día de clases, y me topé con una sorpresa muy agradable. Varias de mis amigas estaban conmigo, éramos el III°A, pero la sorpresa más agradable era otra; Diego estaba en el mismo curso. Como lo vi, lo saludé de inmediato, y nos pusimos a conversar después de tanto tiempo sin saber del otro. Fue una conversación corta; el timbre ya nos avisaba que empezaríamos las clases.
Fueron pasando los primeros días, sin mayor novedad. Durante el verano había olvidado lo interesante que me parecía Diego por cómo había actuado conmigo, además que no lo conocía mucho, pero tenerlo de compañero cambiaba las cosas. Iba conociendo más su personalidad al hablar con los demás. De igual modo evitaba el tema, evitaba mirarlo…sentía que eso no era algo que sucedería, que era más bien imposible...
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