Cómo te sentirías luego de estar
dos horas moviéndote de forma alocada, saludando a todo el mundo, haciendo
caras, expresiones con los ojos, expresando sentimientos con el cuerpo? Al
menos a mí, me causó un relajo impresionante, déjenme contarles cómo fue la
clase de ese jueves.
En esta clase, realizaríamos
"Movimiento Creativo I", el nombre no decía nada y decía mucho a la
vez, dejaba un amplio espacio para la imaginación y sólo lo que sabíamos era
que debíamos asistir con ropa cómoda "como para tirarnos al suelo".
Llegamos y lo primero que nos dice Erna es que la clase debía ser en silencio,
en el sentido de que no podíamos conversar, pero sí reír todo lo que
quisiéramos porque nos íbamos a reír mucho con lo que íbamos a hacer. La
siguiente instrucción fue que nos pusiéramos en pareja. De repente la miramos y
tenía dos zapatos en la mano, comenzó a moverlos de cierta forma preguntando si
se entendía lo que debíamos hacer, ahí comprendimos que nuestros movimientos
debían ser imitaciones de los del zapato. La velocidad de los movimientos
impedía que los imitáramos todos al ritmo que lo hacía Erna, lo cual lo hacía
muy gracioso.
Luego del juego con los zapatos, comenzamos
a caminar en la dirección que quisiéramos, ocupando el espacio total de la sala,
en silencio y con seriedad, tratando de relajar los brazos, de ocupar el
momento para dominar el cuerpo. De a poco Erna aumentaba o disminuía el ritmo del paso al que debíamos ir. Después
debíamos, mientras caminábamos, saludarnos con la mirada. Luego de la mirada
cambiamos a saludarnos con la mano, darnos palmadas en el brazo, tocar la
oreja, agarrar la mejilla, dar ambas manos, agarrarnos por los codos, choque de
caderas, etc. Hicimos muchas expresiones tan solo con el cuerpo mientras
caminábamos sin detenernos más que a saludar, sin hablar, sin no tomarlo en
serio.
La siguiente actividad fue una
serie de elongaciones de músculos: los del cuello, los brazos, las piernas,
unos saltos y al suelo, ejercicios de ese estilo. Desde la posición en la que
quedamos, debíamos caminar hacia atrás y con quien chocáramos formar pareja, lo
hice y choqué con la Dani. La actividad consistía en juntar las espaldas y a través
de ellas expresar las emociones, situaciones o sensaciones que Erna dijera:
"Que rico que estás aquí", enojo, saludo, cariño, despedida,
tristeza, agradecimientos, y muchas otras que hicimos. Fue muy interesante y
agradable trabajar. Al terminar la actividad nos dimos un cálido abrazo,
agradeciendo por esta linda actividad.
La última de todas estas
actividades fue formar grupos, sentarnos en el suelo formando un círculo,
tomarnos de las manos y cerrar los ojos. Debíamos sentir, traspasar energía,
sensaciones, comparar las manos de las dos personas a cada lado y al igual que
con la espalda, tratar de transmitir lo que Erna decía. Fue una actividad súper
intensa para mí, ya que el traspaso de calor, de emociones y sensaciones fue
impactante. Cosas que no se olvidan.
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