La risa y el amor son la mejor cura para todos los males.
Y yo lo he más que comprobado. Ni el dolor más grande, puede superar esta poderosa combinación; es que da vuelta tu mundo, te quita las cosas malas de la cabeza y te hace vivir el momento sin pensar en nada más. Te relaja, te despeja, te anima, te alegra, te distrae.
El punto es llevar ese momento, al resto del día. Nunca hay que dejar de reír. Debemos dejar de pensar tanto. Está bien, razonamos, tenemos la capacidad de pensar y analizar, pero no hay que abusar de éso, por algo además tenemos instintos. Pensar demasiado las cosas, solo nos lleva a una encrucijada.
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